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miércoles, 7 de enero de 2015

Carta de un antiguo alumno a un profesor de este centro

Hablando con un compañero, me comentaba que recientemente había recibido unas cartas de un antiguo alumno que le habían llenado de alegría, porque en sus palabras podían leerse el respeto, la estima, el cariño y la valoración que habían hecho de su trabajo docente y de su persona.
 Me pareció una experiencia tan bonita, que le pedí que me permitiera leerlas y compartirlas, de tal forma que muchos profesores pudiéramos tener la ilusión de que nuestras palabras no siempre caen en saco roto.

Es por eso que a continuación os las dejo.

Magdalena, Buenas noches,
Tal y como quedamos te envío algunos de los correos que intercambio con un ex-alumno mío para que compruebes que todavía es posible conseguir una auténtica y sana comunicación entre profesor y alumno. Si quieres subirlos al blog del Colegio por mi parte no tengo inconveniente, siempre y cuando se eliminen las referencias personales.



El alumno escribe lo siguiente: 

Buenos días o buenas tardes  desde el escritorio de mi habitación.
Por suerte quedan personas que están decididas a obrar siguiendo lo que dictamina su corazón, tratando de mantener esa línea de pureza (sobre la que un día tú y yo hablábamos en el metro de París ) que tienen los niños.
Cuando uno crece, la sociedad comienza a corromperle, al principio sutilmente y después de una forma mucho más sistemática.
Es triste, pero cierto, sucumbimos ante los estereotipos, los dogmas, sucumbimos ante la opinión de manera que nuestra forma de percibir el mundo se canaliza por los intereses de una minoría. Nos controlan utilizando el miedo y los prejuicios, nos enfrentan y nos dividen... Nos debilitan. Nos cerramos puertas culturales, ideológicas, sociales que son verdaderamente enriquecedoras. Por desgracia ya no importa lo humano, hemos perdido esa "limpieza del corazón" de la que hablabas antes. En realidad yo creo que la mayoría, la han olvidado, que eso eso algo que ha de ir ligado a la naturaleza humana y que solo puede alcanzarse a través del conocimiento.
No hay que clasificar ni reducir el conocimiento, debemos aprender a aprender, a observar y a valorar todo cuanto sucede a nuestro alrededor, saber escuchar y lo más importante, aprender a juzgar aquello que empezamos a conocer.
Creo que hay que adaptarse a los tiempos que van llegando, por lo que debemos ver el mundo desde nuevas perspectivas, explorarlo y concienciar a la gente de que los pequeños cambios pueden llevarnos lejos.
Espero que hayas disfrutado de la comida, yo estoy deseando conocer Larache y aprender de sus gentes. Aprender, nunca dejar de aprender. Tal vez, quién sabe, yo también me pierda algún día por el Magreb.
Un abrazo muy fuerte, nos veremos pronto.

S.

El profesor  respondió a esa carta:
Buenos días desde el puerto de Larache,

Tu correo me ha llenado de gozo y me demuestra que todavía quedan personas, y además tan jóvenes como tú, limpios de corazón y con  sensibilidad para percibir estados y realidades a los que desgraciadamente hoy día la mayoría de los humanos ya no tienen acceso ; si quieres un consejo, considéralo como un regalo del cielo de valor inestimable,  estate atento y profundiza en ello, ¡ verás maravillas !
Me ha tocado mucho tu alusión al conocimiento sin barreras, de eso se trata precisamente, el conocimiento es inagotable e inabarcable, abres una puerta y se te presentan otras cien delante, el Universo no puede abarcarlo , pero el corazón del hombre sí, ese es el secreto, el Macrocosmos en el Microcosmos, más allá del Tiempo y el Espacio. Pero si corrompes ese corazón, cuidado, no tienes otro, y todo a tu alrededor se corromperá a su vez ; Ésta, creo, es la forma de empezar a “cambiar el mundo”,…
Larache es una pequeña y plácida ciudad portuaria , provinciana y tradicional, que me recuerda a mi infancia en el barrio de ... de ... ;  es un poco la España años sesenta, pero eso sí, con móviles,tablets,pantallas gigantes y otros artilugios que “facilitan” la comunicación entre las personas ( El problema principal es que hay que tener algo que comunicar, no el “cómo” ni la “velocidad” a la que se haga , ¿ no crees ? )

Un fuerte abrazo amigo,

M.

El alumno responde:

¡ M... ! Qué grata sorpresa recibir este correo, incluso había llegado a pensar que te habías perdido por el Magreb, y que no volveríamos a tener noticias tuyas. 
Este verano te escribí un correo que no sé si finalmente te llegó, ya que es posible que no hubieseis terminado la mudanza y que el aún no tuvieseis Internet. La verdad, he de confesar que añoro bastante aquellos días en los que, para ser sincero, aprendí mucho más de lo que jamás he llegado a aprender en un aula ( muy probablemente las aulas no dejan de ser una mera limitación al conocimiento que ponen barreras donde no debería de haberlas ), añoro las conversaciones que teníamos por las calles de París y en definitiva la compañía de un profesor que terminó siendo un amigo.
Además, recuerdo que los días posteriores a nuestro regreso, sentía un vacío incómodo. Aun que suene raro, no estaba provocado por el hecho de cambiar París por P..., ni por volver a la rutina de las clases, ni si quiera por no poder contemplar la belleza de Notre Dame o de Sacre Coeur, en realidad ese desazón que sentía estaba provocado porque en mi casa no podía disfrutar de esas conversaciones filosóficas, políticas, culturales, a veces meramente cotidianas que tenía contigo. Simplemente, al regresar y darme de bruces con la realidad, descubrí que aquello de lo que había disfrutado había sido demasiado efímero, tal vez fue, porque te sentí como aquel padre que debió haberme dedicado más atención, alguien que escuchaba mis opiniones y las valoraba, que trataba de asesorarme y que compartía experiencias conmigo, al fin y al cabo.
Tampoco mentiría al decir que te sentí un poco como un padre, como un igual. Para mí esto es algo muy valioso, ya que, pese a mi juventud sé que en el mundo no te encuentras a menudo con personas que te marquen de forma tan profunda, y que por lo tanto hay que tratar de mantener la amistad, tal y como diría mi abuela "la amistad es un tesoro más valioso que cualquier fortuna". Por lo tanto, no hace falta decir, que comprendo que este correo haya llegado con retraso, es más... En realidad ha llegado justo a tiempo, ha llegado en el mejor momento. Por lo tanto, no hay nada por lo que defraudarse.
Bueno, para ser sincero siento gran curiosidad por saber qué tal te está yendo en Marruecos, espero que estés a gusto en el centro y que los alumnos sean tan buenos como el profesor. Estoy seguro que ya te has hecho a la ciudad y que gracias a tu labia, ése es ya tu nuevo hogar. No obstante, me gustaría que me contases cómo es la vida allí, cuáles son tus impresiones, qué diferencias notas con tus alumnos respecto a los alumnos españoles. En fin, me gustaría que me pusieses al día, ya que tomo tu palabra y remarco que me encantaría visitar el país y disfrutar del continente africano.

¡ Ojalá pudiese disfrutar, al menos una vez a la semana, de alguien con quién debatir sobre este tipo de cuestiones ! En fin, la vida es caprichosa y a veces aleja a las personas que queremos. 
En fin, todo sigue un poco como antes, pero he de decir que faltas tú, y al igual que fijamos una "quedada" para dentro de unos años, espero que esta semana podamos reunirnos de nuevo, da igual el lugar, la hora, lo importante es que las calles de P..., se alegrarán de verte, de la misma forma que lloran las de París cuando te vas.
Te mando un abrazo muy fuerte, mis mejores deseos para ti y toda tu familia. Hasta pronto M.

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